viernes, 28 de octubre de 2011


Hay que poder distinguir los sueños del ideal. 
Los sueños son pequeñas excusas que nos ayudan a crecer.
 El ideal es una gran mole de oro que nos paraliza. 
En cambio la realidad es frágil, endeble, imperfecta, pero verdadera. 
Porque al final del camino uno puede contar la vida que vivió, no la que imaginó.
 Entonces mejor que imaginar la vida es vivirla.